16:05 Publicado por MATRICULAS ABIERTAS

La Oposición



Durante los años del conservatismo en el poder, el liberalismo aprovechando sus mayorías luchó aguerridamente contra el Estado conservador desde los sindicatos con huelgas, consejos municipales, en las asambleas, en la Cámara, y en el Senado. La prensa y las cadenas radiales, casi todos en manos del liberalismo llegaron hasta el hecho de decretarle a la elección de Laureano "la Ley del Silencio". Simplemente no transmitieron la noticia. Algunas asambleas llegaron a quitarles el sueldo a los gobernadores del conservatismo. Se llegó al extremo de irrestricto apoyo a las Guerrillas del Llano por Carlos Lleras Restrepo, Presidente de la Dirección Liberal (Las Guerrillas del Llano de Eduardo Franco,  Edición  Hombre Nuevo, Medellín, 1976). En  esta época el grado de enfrentamiento  entre  los  partidos  era  tal  que  la  presencia  del  ejército  se interpretaba polarmente. Se lo solicitaba para garantizar la paz; si estaba ausente, se lo reclamaba, pero por otra parte, los contrarios a su presencia acusaban coacción por su carácter natural de arma oficial del estado, en ese momento conservador. La mayoría de las veces fue requerido para aliviar el enfrentamiento, para garantizar la tranquilidad, lo cual se cumplía en la mayoría de los casos. Hubo excepciones y acusaciones. La institución asumía la búsqueda del orden interno y en las desafortunadas circunstancias en que personal militar fue participe de desafueros, estas conductas fueron desautorizadas y desaprobadas desde el seno del Comando. Quienes participaron en el desorden recibieron sanciones al punto que el coronel Ospina Rodríguez abrió en 1951, 611 investigaciones y se siguieron 478 consejos de guerra, lo cual él consideró un fenómeno creciente dadas las circunstancias políticas del momento. Las denuncias de la participación del Ejército en la violencia fueron pocas pero en cambio contra la policía fueron muchas y su comportamiento dejo mucho que desear. En el Ejército podían darse casos individuales, pero como institución continuaba siendo imparcial, garantía del orden por su neutralidad partidista.

El 21 de julio el Presidente Gómez Castro traslada del Ministerio de Guerra al de Gobierno a Roberto Urdaneta, quien es reemplazado por José María Bernal. El general Luís A. Garavito continua con una destacada actuación en la Secretaría después de colaborarle a Roberto Urdaneta.